Cuando empecé a interesarme por la música que habitualmente no suena en la radio, la que no gusta a los demás, me di cuenta de lo complicado que iba a ser todo esto. Sin programas en la radio para enterarte de las novedades o los clásicos, sin espacio en las tiendas de música para comprar esta música e incluso sin amigos con los que compartirla o intercambiarla.

Es tan curioso, que a diferencia de mucha gente, las canciones que me recuerdan un año determinado no son canciones que sonaron ese año en la radio, televisión o discotecas, ni se vendieron en ninguna tienda de mi país. Es como si no hubieran estado en ningún lugar, excepto en mi casa o en mi coche.

Cuando hace poco nos quitaron Jazztamos Aquí, un programa de la radio española especializado en la fusión del Jazz con otras músicas, la verdad es que me lo tomé bastante mal (1, 2 y 3).

Para mí, las cadenas de radio aún no se han dado cuenta de lo que les viene encima. Cuando desde el coche o en casa o en los aparatos de recepción de radio podamos sintonizar cualquier radio del mundo, gracias a internet, entonces las audiencias serán tan bajas que deberán reflexionar sobre lo que están haciendo. El 90% de las cadenas de radio emiten ahora exactamente la misma música, en un mundo en el que hay tantos tipos diferentes, ¿tiene esto algún futuro?

La solución pasa por la especialización en genéros y estilos. Ahora y más adelante, aunque pudiera comprarme en iTunes a buen precio toda la música que ponía Rafa Fuentes, aunque pudiera esuchar uno por uno todos los temas que ponía Rafa Fuentes en Spotify y aunque pudiera bajarme toda la música gratis en cualquier red P2P o en páginas de descargas directas, incluso con todo ello, habría seguido escuchando Jazztamos Aquí siempre, ¿sabéis el motivo? Porque alguien como Rafa Fuentes te aporta un valor extra a lo que escuchas que no encuentras en ningún otro sitio, porque es alguien que lo sabe todo sobre ese sonido y porque además sabes que su opinión sobre un disco o tema es algo a tener muy en cuenta.

Solo nos hace falta esperar un poco más, parecía imposible acabar con la tiranía de las compañías discográficas, pero ahora ya no lo parece. Los que creemos en la radio bien hecha, dirigida por gente sabia, estamos de enhorabuena porque todo deberá cambiar.

Estamos ganando, aunque no lo parezca.